Abrumadores
testimonios durante el alegato de la querella por los juicios de lesa humanidad
perpetrados en el centro clandestino de detención El Vesubio.
La Querella
que agrupa a varias agrupaciones de derechos humanos, el jueves 20 de
noviembre, acuso por delito de genocidio y pidió prisión perpetua para los
imputados Gustavo “El Frances” Cacivio, Néstor
“Castro” Cendón, Federico Minicucci y Jorge
Crespi por 204 casos de detenidos
desaparecidos que pasaron por el centro clandestino de detención y exterminio
que se encontraba en Autopista Ricchieri y Camino de Cintura, conocido como
El Vesubio.
El Vesubio fue escenario de aberraciones inhumanas, que
en un extraño y atroz modo justificaban su accionar en una especie de aleación
que fundía una supuesta postura ideológica y con la exaltación
por la fe cristiana sostenida en el antisemitismo, donde los abusos sexuales
contra las jóvenes detenidas se desataban continuamente, representando una
forma de exterminio en sí misma. Más allá de que el jefe del Vesubio, el
coronel Cacivio, se mostrara en contra de este tipo de abuso “en este lugar no
se viola, porque en este lugar yo busco
mantener la vida moral y cristiana. Mataría a quien te violo”, se lo oyó decir
frente a una detenida, que había sido tan brutalmente violada que orinaba
sangre.
Cacivio era
apodado “El Frances” y fue la persona que decidía sobre la vida y la
muerte en el Vesubio, era quien afirmaba
“acá yo soy el amo y señor de la vida, así que canta”. La acusación contempla
27 casos de homicidios y 11 casos de abusos sexuales.
Había que destruir por dentro, con la carne no bastaba, era necesario degradar hasta deshumanizar, agudizar la humillación hasta el quebranto, vulnerar todo lo que sea posible vulnerar, con desfigurar los rostros de las mujeres y cubrir de picana y golpes los cuerpos no alcanzaba, los verdugos debían ir por mas…
“Ustedes son
el demoño y por eso las vamos a castigar”, “judía hija de puta que elegís
picana o violación?” la voz de la querella detonaba contra los oídos de los
presentes. Los testimonios continuaron “si no hablas, va a venir el Oso que es
especialista en violación”, “trajeron una jaula con una rata, me la pusieron en la panza y me dijeron que estaba hambrienta
y que si no les daba un nombre me la
iban a meter por la vagina para que me coma por dentro”. Hubo un especial
ensañamiento con las mujeres, que en muchos casos sofrieron embarazos y abortos
forzados, la violencia sexual era una práctica habitual.
“tenía 12
años, acecinaron a mi madre y me secuestraron. Cuando abusaron de mi estaba
transitando mi segunda menstruación”
Los alegatos
crudos, soltados por la querella, ocupaban el Salón de Usos Múltiples de los
tribunales federales de Comodoro Py 2002, recordando la materialización del
espanto perpetrado por el propio Estado Nacional en manos de una dictadura
cívico militar, que combatía eso que llamaban “la subversión”, mediante tormentos
que resultan muy difíciles de emparentar con su tan mentada fe cristiana.
Jorge Watts, testigo clave del primer juicio
La audiencia fue presenciada por Jorge Watts, sobreviviente del Vesubio, ex militante de Vanguardia Comunista y primer testigo de la querella en los primeros juicios del centro clandestino de detención de La Matanza, en 2010. “Esta es la segunda parte de los juicios del Vesubio y hay una tercera que está en instrucción a cargo del Juez Daniel Rafecas, ahí hay más identificados que aun no están detenidos” marco Watts, quien también afirmo que “ hasta ahora hemos condenado a casi 600 represores, lo que es muy poco, porque en el país entre el 75 y el 83 funcionaron 600 centros clandestinos de detención, es decir, condenamos a menos de 1 por centro y según nuestras investigaciones hay 20.000 implicados en participación directa, entre fuerzas armadas y fuerzas de seguridad”.
El periplo
atravesado por los ex detenidos, sus familiares y los organismos de derechos
humanos sufrió numerosos vaivenes durante el transcurso de la democracia, desde
los primeros juicios, durante 1983, pasando por las leyes obediencia debida, el
punto final y la posterior reapertura de los juicios, a partir de 2003. En ese
sentido Watts apunto “Lo que hicieron Nestor y Cristina Kirchner fue saldar una
deuda de la democracia. Desde su llegada se avanzo en la medida de lo posible,
pero pasa que acá de los tres poderes, el judicial es el más conservador y
tiene adentro cómplices del terrorismo de Estado. Tampoco hay que olvidar la
pata civil de la dictadura, en el 79 cuando vino la organización interamericana
de derechos humanos, mas de 80 instituciones civiles se opusieron a su llegada,
entre ellos la sociedad rural y algunos sindicatos”
Nicolas Farache
Nicolas Farache
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